sexta-feira, 21 de maio de 2010

De repente

Noche silenciosa. Silenciosa. Y has dejado
de esperar. Casi había tranquilidad.
Y de repente en tu rostro, sientes tan intenso
ele contacto de aquel que no está. Va a venir. Entonces se oyó
únicamente el golpeteo de los batientes de las ventanas.
Se había levantado viento. Y más abajo la
mar se ahogaba en su propia voz.

Yannis Ritsos, Paréntesis, Testimonios I, Icaria Poesía, Román Bermejo, 2005

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